Conjunto Monumental San Juan de Dios

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Capilla del calvario.

El Calvario, que aquí encontramos formando grupo escultórico, está compuesto por una interesante talla del Crucificado (obra del escultor Jesuita Domingo Beltrán, siglo XVI), acompañado por las imágenes de San Juan (taller murciano del siglo XVIII) y la Dolorosa (escuela andaluza del siglo XVII). Este grupo procede del retablo mayor de la iglesia de San Esteban.

Capilla del cristo de la salud.

La imagen del Santísimo Cristo de la Salud es una talla de tamaño natural realizada en madera policromada atribuida a Gutierre Gierero. Procede del antiguo hospital, pero no debió ser concebido para salir en procesión, como demuestra el carácter abocetado de las partes menos visibles. Hoy, sin embargo, la imagen es titular de la cofradía penitencial que lleva su nombre, que desfila cada año en la noche del Martes Santo.

La imagen del Crucificado que desfila en las procesiones de la Semana Santa murciana, está dotada de una indudable fuerza expresiva y contenido patetismo. El escultor nos ha legado un Cristo solemne, plasmado sin detalles anatómicos, lo que acentúa la sensación de grandeza y majestad que transmite.

Capilla de san juan de dios.

Esta capilla alberga la imagen de vestir del santo titular de la iglesia, San Juan de Dios. Aparece representado como patriarca de su Orden Hospitalaria, con hábito y báculo, ademas de como fundador de regla y casa, con el libro y la maqueta. Es una talla anónima del siglo XVIII, que se muestra en el centro del retablo ilusionista realizada por el pintor italiano Pablo Sístori.

En la Capilla se encuentra la imagen de María Consuelo de los Afligidos, obra del escultor Francisco Javier López del Espino, y perteneciente a la Cofradía del Cristo de la Salud, que cada Martes Santo es portado a hombros únicamente por mujeres.

La capilla alberga además un instrumento de gran valor histórico, un harmonium de concierto, obra de Joseph Merklin. Se trata de una pieza contemporánea al gran órgano de la Catedral de Murcia y uno de los pocos harmonios que se conservan de este constructor.

La decoración pintada de la bóveda ovalada que cubre la iglesia, obra atribuida al pintor Agustín Navarro, esta recorrida en su base por una balaustrada de la que parten pilastras pareadas que separan las diversas escenas de la vida y milagros de San Juan de Dios, cotitular de la iglesia, Santo fundador y patrón de la Orden Hospitalaria.

Las esculturas de yeso junto a los machones del interior de la iglesia son obra del escultor José Martínez Reina y representan a San Bernardo, San José y a los Cuatro Santos de Cartagena: San Leandro, San Isidoro, Santa Florentina y San Fulgencio.

Camarín de la Virgen de Gracia.

En el encontramos a la Virgen titular del templo: Santa María la Real de Gracia y Buen Suceso, cuya imagen también podemos descubrir en el bocaporte y en el medallón central de la fachada de la iglesia. Es una talla probablemente gótica, que fue modificada en el siglo XVIII para adaptarla a los gustos de la época.

Capilla mayor, tabernáculo y camarín.

Este espacio privilegiado acoge el tabernáculo con la Custodia de madera dorada, y los dos ángeles adoradores, realizados por encargo de José Marín y Lamas a Francisco Salzillo.
El retablo fingido tiene cuatro pedestales de piedra de las canteras de Mula y columnas, pilastras, capiteles y tímpanos de jaspe. Se remata con una pequeña imagen de vestir de la Inmaculada sobre la que desciende el Espíritu Santo.

Tras el tabernáculo se alza un camarín poligonal que acoge la imagen de vestir de la Virgen de Gracia del siglo XVIII, decorado con escenas al fresco de tema mariano. Un bocaporte cierra el camarín al exterior; en el aparece representada la Virgen con una peluca blanca, a la moda de la época.

Bajo este camarín, Marín y Lamas decidió construir una celda que albergaba a un religioso para que adorara perpetuamente el Santísimo Sacramento expuesto en el Altar Mayor.

Capilla de san rafael.

La capilla de San Rafael está situada en el lado de la Epístola y alberga una de las más exquisitas obras de la escultura barroca murciana. El arcángel fue representado según la iconografía de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, orden de la que es especial protector, con el escapulario de la misma y los atributos tradicionales: la vara de peregrino y el pez que curó la ceguera de Tobías. San Rafael es considerado patrón de viajeros, guías de turismo, farmacéuticos y abogado de las enfermedades de la vista.

En la capilla podemos encontrar también un cuadro dedicado a la Virgen de Belén, que perteneció a la antigua sacristia de San Juan de Dios.

Capilla de la dormición de la Virgen.

Esta capilla alberga dos representaciones distintas de la vida de la Virgen: en una aprece representada en el instante de su “dormición” o muerte, depositada en el interior de una urna de cristal; sobre ella podemos contemplar una imagen de la Inmaculada Concepción. A los lados de la urna se encuentran dos bellas tallas de San Joaquín y Santa Ana. Está enmarcada por un arco de campanas, perteneciente a la antigua iglesia del Convento de San Esteban de Murcia.

Capilla de la soledad y cristo yacente.

La imagen de Nuestra Señora de la Luz en su Soledad es una talla de vestir en madera policromada del siglo XVII. Su estilo se enmarca dentro de los cánones estéticos de la escuela de Pedro de Mena.

El Santísimo Cristo Yacente es una talla del siglo XVI en madera policromada, atribuida a Diego de Ayala. Es una escultura manierista, en la que destaca el tratamiento expresionista que se ha dado a las huellas de la pasión. Constituye una versión temprana de un tema iconográfico que se hará muy popular en el siglo XVII. Esta imagen es la titular de la cofradía del mismo nombre, que realiza su estación penitencial el Sábado Santo.

Salida hacia el coro.

Introducción a la exposición de Juan González.

La exposición que aquí se ofrece muestra algunas de las piezas donadas en 1996 por el escultor Juan González Moreno a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. El conjunto completo del Legado lo conforman cincuenta y seis esculturas de variada temática y diferentes tamaños, materiales y estética, cuarenta y tres dibujos y una treintena de cuadros de su colección personal, compuesta por piezas de sus amigos y compañeros.
Esta selección recorre lo mejor de la producción escultórica del Legado, y se ha organizado por temática: el desnudo femenino; los retratos, infantiles o de adultos; el monumento público; las obras de carácter religioso; y los utensilios de su taller (herramientas, banco de trabajo…). En suma, una ocasión excepcional para comprender y valorar la figura de un artista cuya trascendencia se amplía y crece tras la contemplación de parte de este Legado.

Lo femenino.

González Moreno trabajó la figura femenina también en los más variados momentos y posturas de la vida cotidiana: peinándose, portando cántaros en la Aguadora de Caracalla, o en afectuoso y maternal gesto en las maternidades.
Aunque en la mayor parte de los casos se trate de piezas que reinterpretan la tradición clásica, también se adentran, en ocasiones, en experimentos más expresivistas y de vanguardia, estilizando los cuerpos y usando recursos más propios de la abstracción.

Escultura pública urbana.

Otra de las facetas más reseñables de González Moreno es la que desempeñó como escultor de obra pública destinada a ser emplazada en lugares emblemáticos de la capital murciana, o, en ocasiones, fuera de ella.

En este Legado se conservan algunos de los bocetos que llevó a cabo el escultor para monumentos que hoy forman parte de los recorridos cotidianos de los murcianos; así, el del Cardenal Belluga, cuya pieza definitiva puede contemplarse en la plaza del mismo nombre, muy cercana a este conjunto monumental; así, también, la Inmaculada, en la plaza de Santa Catalina, o el monumento a Alfonso X El Sabio, al final de la calle que une la popular plaza de Santo Domingo con la plaza Circular.

Recreación del taller de Juan González Moreno.

González Moreno, como los grandes escultores, desde Rodin a Chillida, realiza dibujos y estudios preparatorios, en unos casos, que le sirvan para buscar y desarrollar sus ideas, y otras veces como complemento a sus trabajos escultóricos. Antes de concebir un monumento, el artista desarrolla un proceso creativo largo y complejo, que abarca desde el nacimiento de la idea, del concepto, del símbolo a expresar, en la mente, hasta que se convierte en una forma escultórica. Sus bocetos y estudios son muestra del buen hacer como escultor de González Moreno, de sus dudas y titubeos a la hora de concebir la pieza.

Escultura religiosa.

Juan González Moreno trabajó como escultor de pasos procesionales en toda la Región de Murcia (Murcia, Mula, Cartagena, Jumilla) y fuera de ella, llegando a realizar encargos para ciudades vecinas, como Albacete, y también para otras más distantes, como Burgos. Logró con ello llenar el hueco producido tras la contienda civil, durante la cual se perdió mucha obra, y alcanzar también un grado de maestría del que las cofradías que encargaron estas piezas pueden sentirse orgullosas.
En esta sala veremos otros ejemplos de escultura religiosa y, sobre todo, dos bocetos de los medallones realizados para el encargo que recibió el escultor en 1952 para decorar el Santuario de la Virgen de la Fuensanta, en los alrededores de la capital murciana.

La mujer.

Otro de los ámbitos artísticos que explotó González Moreno fue el del desnudo femenino. El cuerpo de la mujer le interesó de manera sobresaliente, y lo trabajó en las más variadas posturas –sentada, de pie, en cuclillas, recostado-, en desnudos o semidesnudos espléndidos, que constituyen citas renovadas de la más clásica tradición escultórica.
Se trata, por lo general, de pequeñas piezas fundidas en bronce, que tratan a las figuras como si de pequeñas diosas griegas contemporáneas se tratara.

El espejo del alma.

En esta sala podrá comprobarse la excelencia de nuestro escultor como retratista, pues en ella se recogen estupendos ejemplos de sus dotes para captar la humanidad y el sentimiento de los personajes representados. Son éstos contemporáneos suyos, murcianos o de fuera, amigos o clientes, algunos personajes conocidos y otros sin identificar. Los que aquí vemos son retratos de épocas distintas, infantiles y de adultos, masculinos y femeninos, en un conjunto de gran riqueza y variedad, lleno de vida.
Todos están dotados de fuerte realismo, mimándose los detalles de factura y acabado, buscándose efectos de mucha expresividad en elementos como la frente, el peinado y la boca. Son retratos fundidos en bronce, de composición muy sencilla, normalmente limitada a las facciones y el cuello del retratado. En los mismos se evidencia el interés por el naturalismo que acompañó toda la obra de González Moreno.

Arco del oratorio.
Restos del arco de un oratorio o mihrab, con su policromía y decoración original.

Muralla.
Muralla de 30 m. de longitud, que pertenecía a la línea defensiva del Alcázar Mayor de la ciudad.

Alcazar Musulmán (Muralla, oratorio y panteón).
La planta baja del conjunto nos permite descubrir los restos arqueológicos del antiguo alcázar musulmán y de la muralla de 30 m. de longitud, que pertenecía a la línea defensiva del Alcázar Mayor de la ciudad. Es un espacio de gran valor patrimonial, en el que se han conservado los interesantes restos del arco de un oratorio o mihrab, con su policromía y decoración originales; así como un panteón real o rawda, con nueve tumbas de estructuras tumulares, atribuibles a la familia del soberano Ibn Mardanis, conocido como el “Rey Lobo” (1147-1172).

Panteón real.
Panteón real o rawda, con nueve tumbas de estructuras tumulares, atribuibles a la familia del soberano Ibn Mardanis, conocido como el “Rey Lobo” (1147-1172).


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