Catedral de Murcia

Historia.

Los primeros intentos de construcción de la Catedral de Murcia se remontan a los tiempos de la Reconquista. El 2 de febrero de 1266 una gran procesión encabezada por el rey Jaime I el conquistador y el obispo fray Pedro Gallego, cruzó la ciudad conquistada en dirección a la Mezquita Aljama. Allí se habilitó una pequeña capilla para decir misa, consagrándose la mezquita bajo la advocación de Santa María la Mayor. Funcionó desde 1291 como primera Catedral, momento en el que se traslada la sede del obispado de Cartagena a Murcia, aprovechando las naves de la sala de oraciones de la mezquita para funciones litúrgicas.

La primera piedra del actual templo no se colocaría hasta 1394 siendo obispo D. Fernando de Pedrosa; previamente se había terminado la construcción del claustro, que hoy alberga el Museo Catedralicio. En 1467 terminan en lo esencial las obras de la Catedral siendo consagrada y dedicada a Santa María, durante el episcopado de D. Lope de Rivas.

Y aunque las obras terminaron, lo cierto es que nunca se dejó de trabajar en el templo: ampliaciones, reparaciones y nuevas capillas, han dado como resultado un lugar lleno de contrastes artísticos, que abarcan desde el gótico mediterráneo hasta los historicismos del siglo XIX.

órgano.

La música, como todo en la vida, va evolucionando. Cambian los estilos, la sonoridad, la capacidad expresiva y tímbrica que ha de disponer de instrumentos adecuados y convenientemente desarrollados con respecto a los que les precedieron.

Archivo.

El Archivo de la Catedral de Murcia conserva y custodia en sus fondos el devenir de la Iglesia de Cartagena, desde su restauración en 1250 hasta nuestros días y es, sin duda, el Archivo eclesiástico más importante de la Región de Murcia.

Arquitectura.

En la plaza más representativa de Murcia se alza la gran fachada de la Catedral, con 54 metros de altura y más de 20 esculturas, partícipe y testigo de la vida de la ciudad.

La fachada principal o imafronte, construida entre 1737 – 1751, está considerada como una de las más importantes del barroco.

Concebida como una fachada-retablo por el arquitecto y escultor valenciano Jaime Bort y Meliá, resulta un conjunto armonioso, que juega con los volúmenes uniendo a la perfección arquitectura y escultura.

Como un gran teatro pétreo, la fachada exalta la Historia de la Iglesia universal y de la Diócesis en particular.

FACHADA RETABLO.

Veinte Santos, tres arcángeles, un ángel de la guarda y los misterios de la Virgen dan forma a esta representación visual de la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén Celestial.

Consta de tres puertas de acceso, que definen las tres naves de la Catedral, y dos cuerpos de altura.

La calle central, con la puerta del Perdón, está dedicada a Santa María, y rematada por el jarrón con azucenas, escudo del Cabildo y de este templo.

PORTADA DE LOS APÓSTOLES.

La Portada de los Apóstoles es la única del siglo XV que conserva la catedral. Atribuida al arquitecto Diego Sánchez de Almazán, está fechada entre 1465 – 1480.

Construida en estilo gótico flamígero, recibe su nombre de los cuatro personajes que encontramos a los lados del arco de entrada: San Andrés y San Pablo a la izquierda y Santiago y San Pedro a la derecha.

Sobre ellos aparecen profetas y reyes del Antiguo Testamento y ángeles músicos. En la clave del arco se colocó a mediados del siglo XIX el escudo de la reina Isabel II, en señal de homenaje por la ayuda prestada en la recuperación de la Catedral tras el incendio de 1854.

Remata la portada, el único rosetón que posee la Catedral.

PORTADA DE LAS CADENAS.

Desde la emblemática calle de Trapería, la Portada de las Cadenas dirige nuestra mirada al templo. Construida en dos fases, la primera se levanta a comienzos del siglo XVI, es una de las primeras obras renacentistas de la península.

Fue concebida como un gran arco triunfal que homenajea a la Monarquía Hispánica. En sus relieves aparecen los Reyes Católicos acompañados de su hija Juana, Felipe el Hermoso y otras personalidades de la corona de Castilla.

En las enjutas de este arco, dos grandes coronas de laurel acogen los bustos de San Pedro y San Pablo.

El remate de esta portada se construye a finales del siglo XVIII y muestra iconografías muy queridas en la historia de esta Catedral, como la Virgen de la Leche y los Santos Hermanos de Cartagena: Leandro, Fulgencio e Isidoro.

TORRE CAMPANARIO.

La torre campanario es todo un eje urbanístico y espiritual de la ciudad. Fue construida en varias fases, los dos primeros cuerpos son de estilo renacentista, con diseño de Jacobo Florentino y Jerónimo Quijano respectivamente.

Tras dos siglos de interrupción de las obras, José López dirigió la continuación de la construcción a mediados del XVIII con los cuerpos barrocos del reloj y el campanario.

Esta arquitectura fue rematada en estilo neoclásico a finales del siglo XVIII, con la cúpula y la linterna, bajo la dirección de Ventura Rodríguez. En el interior de la torre se puede visitar la Sala del Reloj o de los Secretos, la Capilla y el Balcón de los Conjuros.

Por último se asciende al cuerpo de campanas desde donde se puede disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad de Murcia.

Como en palabras del himno de la Virgen de la Fuensanta: La Torre, como un vigía, con sus ojos, de hito en hito, mirando está.

La Campana de San Victoriano o Nona Fundida en 1889, con 124 cm de diámetro y un peso de 1104 kg. Es la única que lleva el símbolo del trabajo en la fundición: La salamandra.

NAVE CENTRAL.

La nave central de la catedral acoge el altar mayor y el coro.

Este espacio sufrió un grave incendio en 1854 en el que no sólo se perdió el retablo, la sillería del coro y los órganos, sino que el fuego fue tan intenso que las vidrieras estallaron, a excepción del rosetón del brazo sur del crucero.

La Catedral se fue recuperando gracias al obispo Don Mariano Barrio y a la donación de Isabel II.

Preside el Altar mayor un retablo neogótico, con la imagen de Santa María de Gracia en su camarín, acompañada de santos vinculados a la Historia de la Diócesis.

El Altar mayor goza de la categoría de Capilla Real, ya que alberga el sepulcro con el corazón y las entrañas de Alfonso X el Sabio.

La puerta del Perdón se abre en contadas ocasiones: para la custodia del Corpus Christi, la imagen de la Virgen de la Fuensanta, patrona de Murcia y visitas de la Familia Real.

la CAPILLA DE LOS VÉLEZ.

La Capilla de los Vélez, con fastuosa y exuberante decoración, es la más importante y representativa de la Catedral de Murcia, en 1928 fue declarada Monumento Nacional.

Esta capilla funeraria de finales del siglo XV fue fundada en 1490 por don Juan Chacón, Adelantado del Reino de Murcia y acabada en 1507 por su hijo don Pedro Fajardo, primer marqués de los Vélez.

De estilo gótico flamígero, sigue el modelo de la capilla del Condestable en la catedral de Burgos y de don Álvaro de Luna en la Catedral de Toledo, siendo éstas las tres únicas capillas funerarias de estilo gótico-flamígero en toda España.

Esta capilla sobresale en extensión y altura del resto de capillas del templo, mostrando el poder nobiliario de sus patrones. Se levanta sobre planta octogonal irregular, y se cubre con una extraordinaria bóveda estrellada de diez puntas

DECORACIÓN DE LA CAPILLA DE LOS VËLEZ.

Entre su profusa decoración, destacan los escudos de la familia rodeados por motivos vegetales, geométricos, y pequeñas escenas figurativas como animales fantásticos y ángeles.

Un gran Crucificado preside la capilla, y sobre la puerta de la izquierda que da acceso a la antigua sacristía, al púlpito y a los balcones, se encuentra la imagen de Cristo Resucitado junto a María Magdalena y María Salomé.

Esta escena bíblica en la que las mujeres se acercan al sepulcro a ungir el cuerpo del Señor la mañana del domingo recuerda la esperanza en la Resurrección de los muertos y la Vida Eterna de los que aquí yacen.

El gran lienzo central, obra de Francisco García, fechado en 1607, representa a San Lucas, a cuya advocación está dedicada la capilla.

Los arcosolios inferiores estaban destinados a albergar los monumentos funerarios de la familia, pero solo hay un sarcófago de mármol sobre el que está sentado un niño de mármol blanco, obra de Roque López, que llora tristemente la muerte de los dos infantes allí enterrados en 1810.

CRIPTA DE LOS VÉLEZ.
Bajo este suelo, y prácticamente ocupando toda la extensión de la capilla, una gran cúpula de ladrillo forma la cripta.

Esta exuberante decoración interior contrasta con la sobriedad exterior, sin más decoración que la heráldica de Juan Chacón, mostrada por dos salvajes tenantes, y el escudo repetido de su hijo, el marqués de los Vélez.

Una extraordinaria cadena de piedra rodea todo el conjunto.

CAPILLA DE GIL RODRÍGUEZ DE JUNTERÓN.

La conocida como capilla de Junterones es una de las más valoradas y apreciada del Renacimiento Español.

La capilla de la Natividad, fue adquirida por D. Gil Rodríguez de Junterón en 1515.

Pero las obras no se iniciarían hasta una década después; fueron ejecutadas por Jerónimo Quijano, siguiendo los planos del arquitecto italiano Jacobo Florentino.

El sacerdote Gil Rodríguez de Junterón, murciano de nacimiento, llegó a ser un personaje muy importante en el Vaticano, ocupando el puesto de Protonotario Apostólico del Papa Julio II.

Siendo una persona muy cercana al Pontífice, compartió con él los trasiegos y dificultades políticas de su tiempo; pero también participó de la floreciente actividad artística y cultural italiana que inspiraría a toda Europa. No nos puede extrañar por tanto el marcado diseño italiano de esta capilla.

La capilla destaca por su bóveda, una novedosa solución que dio Jerónimo Quijano para cubrir el espacio del presbiterio, de planta elíptica.

Esta venera desplegada y vuelta sobre sí misma, fue muy admirada y reconocida por arquitectos posteriores, hasta tal punto que el arquitecto y tratadista Alonso de Vandelvira la denominó “Cúpula de Murcia”.

En el centro encontramos el retablo de la Natividad, relieve labrado en mármol blanco de Carrara por el propio Jerónimo Quijano.

Entre las columnas, las hornacinas albergan las figuras del profeta Isaías a la derecha y de San Juan Bautista a la izquierda. El resto de figuras femeninas son las Sibilas, profetisas en la mitología romana.

SARCÓFAGO IMPERIAL CAPILLA DE GIL RODRÍGUEZ DE JUNTERÓN.
Gil Rodríguez dispuso en su testamento que quería ser enterrado delante del altar, dentro de un gran sarcófago imperial romano, traído de Roma.

La restauración en el año 1998, supuso el hallazgo del majestuoso sarcófago de las musas; este apareció intacto enterrado en la cripta y hoy está expuesto en el museo. Es la obra de mayor antigüedad del tesoro catedralicio.

EXTERIOR CAPILLA DE GIL RODRÍGUEZ DE JUNTERÓN.
Esta capilla destaca en el exterior de la Catedral por su rica decoración.

Jarrones florales forman la crestería de la capilla, en el centro dos dragones simulando las antiguas gárgolas góticas flanquean un templete, donde aparece el busto de un papa.

CAPILLA DEL BAPTISTERIO.
La Capilla del Baptisterio, también llamada de la Virgen del Socorro, está situada a los pies de la Catedral, en el lado del Evangelio. Las obras se llevaron a cabo en 1545 bajo la dirección de Jerónimo Quijano, maestro mayor de obras.

El retablo, en mármol de Carrara, acoge el grupo escultórico de Nuestra Señora del Socorro, obra del artista italiano Juan de Lugano, en la segunda mitad del siglo XVI. Se presenta a María como defensora y abogada contra el mal, quien porta en su mano derecha un cetro con el que va a golpear al demonio, a sus pies.

El niño que llora al otro lado nos recuerda aquel milagro de la Virgen, que salvó a un niño al que su madre, alterada, había “mandado al diablo” por sus lloros continuos.

La madre, desesperada ante la aparición del Maligno invoca a la Virgen que, inmediatamente, la socorre salvando al niño.

Hasta 1908 la Catedral fue parroquia y en esta capilla recibían los fieles el sacramento del bautismo.

CAPILLA DE LA INMACULADA.
El obispo franciscano Fray Antonio de Trejo, mandó construir a principios del siglo XVII una de las más nobles capillas de la Catedral. Es una de las primeras capillas en toda España consagrada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

El obispo Trejo fue embajador del Rey Felipe III en la Santa Sede, con encargo de conseguir precisamente la definición dogmática de la Inmaculada Concepción de María.

La embajada se desarrolló desde 1618 hasta 1620, reuniéndose en varias ocasiones con el papa Paulo V; pero finalmente no pudo conseguir su propósito.

La capilla está diseñada en estilo barroco, siguiendo influencia italiana en el modo de disponer las superficies y el uso de la policromía marmórea con gran riqueza y vistosidad. La imagen de María, talla en madera policromada, está fechada en torno al año 1627, tratándose por ello de una de las primeras imágenes bajo esta advocación.

CAPILLA DEL SOCORRO.
Esta capilla fue fundada en 1435 por Don Sancho Dávalos, regidor de Murcia, Señor de Ceutí, comendador de Lorquí y Caballero de la Orden de Santiago. Sus últimos propietarios fueron los marqueses de Espinardo.

Alberga uno de los retablos barrocos más esplendidos de nuestra Catedral, siendo, probablemente, junto a las esculturas que lo adornan, proyecto del gran escultor murciano del XVIII, Francisco Salzillo. El retablo, de madera ricamente dorada y policromada, muestra unas columnas pareadas, dos de ellas salomónicas, que enmarcan la hornacina que acoge la figura de la titular, Nuestra Señora del Socorro.

En la parte superior del retablo queda la representación de San Antonio Abad, que nos remite a la advocación primitiva de la capilla. Un gran cortinaje tallado en madera, en la parte superior del retablo, parece cubrir toda la estructura en un alarde de teatralidad, propia del barroco.

Se tiene noticia de que es en esta capilla donde se enterraron los restos de Jerónimo de Ayanz y Beaumont, fallecido en 1613, conocido como el Da Vinci español del XVI, militar que destacó como pintor, músico, cosmógrafo y, sobre todo, como genial inventor.

CLAUSTRO – MUSEO.

El día 6 de abril de 1957 el museo se abrió por primera vez al público en el claustro de la antigua Catedral y dependencias anejas, dirigidas e impulsadas estas obras por el cabildo catedralicio.

El claustro gótico de la Catedral es la parte más antigua que conserva el templo, se construyó en el siglo XIV y durante su historia ha sufrido numerosas alteraciones.

Actualmente es posible caminar por una de sus galerías, admirar los frescos que decoran sus muros, visitar las capillas que alberga, las más antiguas de la Catedral, y observar los cimientos de la mezquita mayor a través de un suelo de cristal.

El museo acoge el tesoro catedralicio, con importantes obras de pintura y escultura, así como textiles y objetos del ajuar litúrgico de la Catedral todavía en uso, que nos revelan la importancia histórica y artística de este lugar.

Entre los años 2004 y 2007 se llevaron a cabo las obras de restauración de todo el espacio, abriendo de nuevo al público el 25 de octubre de 2007.

En el claustro museo está el Retablo de la Virgen de la Leche, de Bernabé de Módena. Siglo XIV. Junto con el retablo de Santa Lucía son las únicas obras de este autor italiano conservadas en España. pertenece al gótico.
En el claustro museo está el Retablo biográfico de Santa Lucía, de Bernabé de Módena. Siglo XIV. pertenece al gótico.
En el claustro museo está la Pintura mural descubierta durante las obras de restauración del claustro. Representa la Virgen de la Misericordia, fechada en el siglo XV, época gótica.
En el claustro museo está el Desposorios de la Virgen, de Hernando de Llanos. Siglo XVI. Hernando de llanos fue un pintor valenciano, formado en el taller de Leonardo DaVinchi, época Barroco.
En el claustro museo está escultura San Jerónimo penitente, padre y doctor de la Iglesia y autor de la Vulgata. Obra cumbre de Francisco Salzillo, época Barroco.
En el claustro museo está escultura Cristo del Facistol o de la Agonía, de Francisco Salzillo. Sobre la cruz dos querubines enjugan sus lágrimas dulcificando la escena. Siglo XVIII, época Barroco.
En el claustro museo está Custodia procesional del Corpus Christi, realizada en plata por Antonio Pérez de Montalto. Taller toledano. Siglo XVII. Cada año procesiona por las calles de Murcia para exaltar al Santísimo en su festividad, época Barroco.
En el claustro museo está pintura Virgen de la Leche de Francisco Salzillo. Tierna escena de María amamantando al Niño, que distraído juega con San Juanito. Siglo XVIII, época Barroco.


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